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La educación es el factor principal para el establecimiento de personas que sean el conjunto de sociedades sostenibles. Esta es la causante que más influye en el avance y progreso de los individuos, pues, además de proveer conocimiento está asiste a la construcción de todo aquello que caracteriza al ser humano. Al ser evidente la importancia de la educación hay que cuestionar lo que se le enseña a los individuos además de los métodos utilizados para transmitir dichos conocimientos, y quien mejor para cuestionar lo que se aprende que los propios estudiantes. Hoy en día, los gestores del sistema educativo son los encargados de estipular los itinerarios académicos para definir lo que las instituciones le deben enseñar a sus alumnos. Vale aclarar que los itinerarios académicos en cada país se supone son construidos a partir de los ritmos de aprendizaje de los estudiantes y las necesidades presentes en una sociedad cambiante.
A pesar de lo mencionado anteriormente sobre los itinerarios académicos y como se "deberian" basan en los problemas de una sociedad cambiante se podría juzgar el rol de la sociedad y administradores educativos ya que pese a la visible evolución en los aspectos que construyen a una sociedad como la medicina, la ciencia, la industria automotriz y la industria del entretenimiento, la educación que es el agente primordial que compone la comunidad no ha avanzado. Al estar en una sociedad cambiante y al ser seres evolutivos es totalmente irracional que la mayoría de instituciones educativas sigan manteniendo modelos pedagógicos que fueron utilizados en décadas pasadas. En efecto, métodos utilizados hace 100 años siguen siendo aplicados en la actualidad y lo más indignante es que aún con el pasar de los años el modelo pedagógico tradicional que se caracteriza por la marcada diferencia que se estipula entre alumno como receptor pasivo de la información y profesor como transmisor de esta se mantiene.
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A causa de este, los jóvenes no tienen la habilidad de generar pensamientos propios, conviene subrayar que en la mayoría de instituciones hay 20 o 30 niños por salón de clase con necesidades, metas, motivaciones y habilidades totalmente distintas que se enfrentan a un solo profesor con las mismas diferencias de pensamiento que ellos y que busca educar a este grupo de manera idéntica para que empiecen a pensar similar a él así eliminando cualquier rasgo propio de entendimiento y análisis en los individuos. Asimismo, la escuela suprime la capacidad del estudiante para tomar sus propias decisiones, estipulan la hora en que tienen que comer, que tienen que ir al baño, la hora para descansar y los temas que tienen que ver, esto eliminando cualquier carácter de autonomía. Por consiguiente, la escuela debería impulsar la autonomía, pues esta es prescindible para aprender de manera continua durante toda la vida y comprender la responsabilidad de las acciones propias en el entorno.
Por otro lado, la escuela educa jóvenes para el pasado, está se esmera en enseñar acontecimientos que ocurrieron hace décadas y los mismos temas que veían los padres y abuelos están pasando por las nuevas generaciones. De hecho, si cada día pasan miles de cosas en el mundo ¿Por qué las instituciones educativas no tratan temas vigentes? ¿Por qué no buscan palpar de temas y problemáticas actuales a los jóvenes?.
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Es más, los institutos no tienen como objetivo principal informar y actualizar a los jóvenes ya que no desean que estos generen soluciones ante problemáticas de la actualidad. Igualmente, ya que la escuela no hace énfasis en temas que conciernen a lo que pasa en el presente, la utilidad de lo que se enseña para enfrentar a los individuos a la vida se pone en tela de juicio. Entre lo que se aprende en las aulas de clase y lo que pasa afuera de ellas hay una brecha notable, muchas de las temáticas tratadas en la escuela no van a ser utilizadas a la hora de enfrentarse al mundo real. Cuando un joven se gradúa del colegio, temas como las partes de la célula y la clasificación de la pirámide de depredador presa se le quedan grabadas pero a la hora de preguntarle ¿Cómo pagar un impuesto?¿Cómo comprar una casa?¿Cómo prestar primeros auxilios? ¿Cómo coexistir en sociedad? Muchos no darán respuesta ya que no han sido educados para enfrentarse a este tipo de situaciones y necesidades.
Por último, la escuela motiva a la competitividad entre alumnos y no reconoce la importancia de las diferencias, pues desde pequeños los niños ven cómo se le reconoce el trabajo a los más habilidosos en matemáticas, ciencias, sociales y lenguas siendo estos los que reciben las notas más altas y se deja de lado a los que tienen capacidades en las artes o en el deporte. Envés de generar competencia la escuela debería promover la colaboración entre personas y la potencializacion del individuo y ciudadano ejemplar, así educando personas que piensen de manera creativa y tengan la capacidad de innovar, criticar y aún más importante que tengan la habilidad de respetar las diferencias.
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